Treinta y tres estudiantes murieron ayer en la Universidad Tecnológica de Virginia luego de que un joven irrumpiera con un arma en dos sectores del lugar. Primero mató a su ex novia y al muchacho con el con lo había engañado, y luego vagó por dos horas por el campus, hasta que decidió asesinar a sus compañeros en un aula de clases.
No es la primera vez que este tipo de masacre ocurre en Estados Unidos; ya habíamos escuchado antes de la tragedia en la escuela media Columbine, la de Bath School en el 70 y la de la escuela de Red Lake, entre muchas otras. De hecho, en la página de Wikipedia en la que se explica el concepto de School Shooting (tiroteo de escuela), se pueden contar 24 casos ocurridos en Estados Unidos en los últimos 40 años.
Frente a situaciones como esta es natural preguntarse por qué alguien es capaz de hacer algo como esto, pero creo que esa es la pregunta incorrecta, existen una serie interminable de escritos de psiquiatras y psicólogos que pueden explicar este impulso. Considero que la cuestión es cómo alguien que es capaz de hacer algo así puede conseguir los medios para hacerlo.
En un estado en el que se permite comprar un arma de fuego al mes por personas, es imposible descartar este tipo de desastres. Peor aún, luego de que el joven asesinó a sus primeras dos víctimas estuvo rondando por la universidad sin que nadie hiciera nada porque creyeron, según la policía del lugar, que “sólo se trataba de un conflicto de celos”. ¿No sería natural que si alguien dispara en un recinto se tomen medidas inmediatas de seguridad para el resto de los estudiantes?
Al parecer la violencia se ha convertido en una cosa tan rutinaria en los Estados Unidos, que se necesitan 33 muertos para que las autoridades y la misma población se preocupen y se golpeen el pecho sintiéndose culpables.
links de interés
http://www.bowlingforcolumbine.com/
http://www.infoplease.com/ipa/A0777958.html
Youth violence
martes, 17 de abril de 2007
UNA ODA A LA TRISTEZA
Cuando se escucha música en francés se tiende a rememorar la imagen cliché de una nostálgica caminata cerca de la Torre Eiffel y una tarde nublada de otoño, en Paris.
Ne me quitte pas, sin embargo, trae otros aires al recuerdo. Jacques Brel es el cantante belga por antonomasia. Su voz, gruesa y potente, pero a la vez dulce, ha marcado generaciones e historias incontables.
Este hombre no fue sólo un cantante, también se destacó por su trabajo como cineasta y actor en la época del cine de vanguardia europeo. Su talento más grande fue sin duda el de la palabra; sus letras cargadas de tristeza y poesía con palabras directas que penetran la piel de quien las escucha.
En 1959, el artista belga escribió la canción que lo haría inmortal: Ne me quittes pas. Con este tema, Brel ruega a su amada que no se vaya; para convencerla, le promete hacerla una reina y regalarle perlas de lluvia venidas de países donde no llueve y cruzar La Tierra hasta después de su muerte para cubrir su cuerpo de oro. En cinco estrofas, escribe la oda a la desesperación más triste que jamás se escuchó.
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Ne me quitte pas, sin embargo, trae otros aires al recuerdo. Jacques Brel es el cantante belga por antonomasia. Su voz, gruesa y potente, pero a la vez dulce, ha marcado generaciones e historias incontables.
Este hombre no fue sólo un cantante, también se destacó por su trabajo como cineasta y actor en la época del cine de vanguardia europeo. Su talento más grande fue sin duda el de la palabra; sus letras cargadas de tristeza y poesía con palabras directas que penetran la piel de quien las escucha.
En 1959, el artista belga escribió la canción que lo haría inmortal: Ne me quittes pas. Con este tema, Brel ruega a su amada que no se vaya; para convencerla, le promete hacerla una reina y regalarle perlas de lluvia venidas de países donde no llueve y cruzar La Tierra hasta después de su muerte para cubrir su cuerpo de oro. En cinco estrofas, escribe la oda a la desesperación más triste que jamás se escuchó.
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martes, 10 de abril de 2007
The Holiday: el amor holliwoodense puede ofrecer un algo más.
Iris trata de disimular las lágrimas cuando el hombre que ama anuncia su compromiso con otra mujer, mientras tanto, al otro lado del océano, Amanda rompe una relación con su novio infiel. Así comienza la nueva película de la escritora y directora Nancy Meyer (Something’s Gotta Give, What Women Want).
Si bien este film entra en el estereotipo del cine romántico hollywoodense, que veo con remordimiento gracias a ese morboso gusto de sacar a la niña de 14 años que tengo en mí, The Holiday (El Descanso) es una pieza que me atrevo a recomendar ampliamente.
Dos mujeres cuyos problemas reales no son los hombres, sino más bien el poco amor que sienten por ellas mismas y su conflicto para enfrentarse a su propio reflejo, se embarcan en un viaje que les cambiará la vida. En un intercambio de casas, Amanda viaja de Los Angeles a Londres e Iris hace el recorrido inverso para vivir, por un par de semanas, una vida aprestada. Lo que ambas ignoran es que en el mundo de la otra se encontrarán a sí mismas.
Amanda (Cameron Diaz) está trastornada por la obligación de ser la mujer autosuficiente, fuerte y hermética del Siglo XXI, cuyo karma es la imposibilidad de llorar. Iris (Kate Winslet) es una persona sumisa a un hombre que la usa cuando quiere, enfrascada en la imagen de la mujer abandonada y triste que nos dejó el Siglo XX. Ella no puede dejar de llorar.
Todo hace pensar que esta película es la típica comedia romántica sobre desamor y amor donde el héroe, un poco villano al principio, se enamora de la chica sufrida. Lo sorprendente de esta historia es que utilizando los clásicos recursos del romance filmado, nos regala una oda al amor, a la esperanza, a la revalorización de la mujer como mujer y no como ente subyugado a la imagen de su tiempo.
Ambas encontraran, en ese viaje de liberación, la capacidad de estar solas, la posibilidad de amar a un hombre que no es el típico don Juan ni el padre fascista que el cine se esmera en retratar y sobre todo, la capacidad de vivir plenamente su estado femenino.
Si bien no prometo una gran catarsis con esta película, prometo un descanso y dos horas de reencuentro, si eres una, y de enamoramiento, si eres uno.
martes, 3 de abril de 2007
LA DOBLE BATALLA: EL PERIODISTA FRENTE AL EXPERTO Y AL LECTOR
Debido a la revolución tecnológica de la que somos parte hace más de una década, el periodismo de hoy en día está sufriendo una crisis. El público ha dejado de ser sólo un receptor para pasar a ser el creador de su propio mensaje. Los medios de comunicación tradicionales han perdido credibilidad y las formas alternativas de entrega de información se han ido posesionando entre las favoritas del lector.
El periodista es acusado de tener un mar de conocimiento de un centímetro de profundidad. Esta afirmación no dista mucho de la verdad. Si bien existen algunos profesionales de la comunicación que se especializan en algunos temas y logran entregar una información bien lograda, previamente investigada y analizada, la mayoría se dedica a recocer o traducir pensamientos de expertos y plasmarlos en los medios de prensa. Considero que esto se debe a la mala estructura de las mallas curriculares de la mayoría de las escuelas de periodismo.
La gente se interesa cada vez más por los blogs y las revistas especializadas debido a que en el caso de los primeros, sin máscaras saben que se enfrentan a datos subjetivos y no necesariamente bien investigados, en el segundo caso, se enfrentan a información de primera mano de un experto que realmente ha profundizado en el tema sobre el que está escribiendo.
La enseñanza universitaria del oficio de periodista debería dirigirse a campos especializados desde los primeros años de la carrera dependiendo de los intereses del alumno para lanzar profesionales capaces de analizar la actualidad y ofrecerla al público contextualizada y bien explicada en lugar de formar reporteros mediocres cuya labor con respecto a la sociedad se limite a repetir en palabras más fáciles lo que dicen las fuentes o los otros medios de comunicación.
El periodista es acusado de tener un mar de conocimiento de un centímetro de profundidad. Esta afirmación no dista mucho de la verdad. Si bien existen algunos profesionales de la comunicación que se especializan en algunos temas y logran entregar una información bien lograda, previamente investigada y analizada, la mayoría se dedica a recocer o traducir pensamientos de expertos y plasmarlos en los medios de prensa. Considero que esto se debe a la mala estructura de las mallas curriculares de la mayoría de las escuelas de periodismo.
La gente se interesa cada vez más por los blogs y las revistas especializadas debido a que en el caso de los primeros, sin máscaras saben que se enfrentan a datos subjetivos y no necesariamente bien investigados, en el segundo caso, se enfrentan a información de primera mano de un experto que realmente ha profundizado en el tema sobre el que está escribiendo.
La enseñanza universitaria del oficio de periodista debería dirigirse a campos especializados desde los primeros años de la carrera dependiendo de los intereses del alumno para lanzar profesionales capaces de analizar la actualidad y ofrecerla al público contextualizada y bien explicada en lugar de formar reporteros mediocres cuya labor con respecto a la sociedad se limite a repetir en palabras más fáciles lo que dicen las fuentes o los otros medios de comunicación.
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